La oficina se ha convertido en un espacio aparatoso, repleto de dispositivos electrónicos que necesitan configuración, mantenimiento, alimentación, seguridad y cables, ¡muchos cables! (excepto si forman parte de una red WLAN). ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Según el principio de entropía, todo tiende al caos y el desorden. ¿Qué mayor prueba que un montón de cables embrollándose entre sí...

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